Hacía muchos años que no iba a una boda. En esta ocasión obligada por compromiso y encima en las peores condiciones posibles: 18 de diciembre a las 20h en Boadilla del Monte, a 15 Km. y con un frío de muerte. Salgo hora y media antes porque hay que coger tren, metro y metro ligero, que utilizo por primera vez; perfecto: 15 estaciones desde casa, 2 trasbordos y llego en 40 minutos.
Noche cerrada, llueve y a medida que avanzo me llama la atención que prácticamente todos los locales en ambos lados de la calle son bancos nacionales y extrajeros. Es tal la desolación del camino que pregunto a los dos grupitos de chavales que encuentro si voy bien. Me anima porque me hablan de TÚ, algo que desde hace años no oigo y menos en gente tan joven.
En puerta de la iglesia hay gente pero no conozco a nadie y sigo dando vueltas hasta que al rato encuentro un pequeño pero estupendo bar con montones de clases de té en hebra y tetera de émbolo. Cuando regreso oigo gritar a una mujer mayor que se ha despeñado por las escaleras de la iglesia y trata de auxiliarla una joven médico invitada a la boda; la ambulancia del 112 tarda y pienso en el panorama si llega ahora la novia con la ambulancia delante. Pero no sucede.
En la puerta hay un frailecillo de unos 30 años de blanco con barba y melena rizada hasta la mandíbula que bajo el hábito deja ver vaqueros y deportivas. No me encaja el fraile, pienso si será una broma de esas que se gastan ahora los amigos de los novios en las bodas. Me equivoco, ha salido a colocar la alfombra roja y comprobaré dentro que hace de monaguillo con lo que será un seminarista pero ¡vaya permisiva que anda la iglesia con el aspecto!
La iglesia es pequeñita y está llena. El cura tiene un torrente de voz que no permitirá que nadie duerma. Por el saludo veo que se hace el gracioso metiendo morcillas de vez en cuando y pienso en la que me espera. Felicita a los novios “por haberse decidido a contraer matrimonio y no seguir la moda de arrejuntarse, aquí seguro que hay de esos”. Los asistentes ríen a mandíbula batiente como si hubiera contado el mejor de los chistes.
Al llegar el sermón empieza diciendo que “es la boda más fría que ha tenido nunca y que todos nos preguntaremos por qué se casan un 18 de diciembre, pues él lo sabe, porque es la 3ª generación de uno de los novios que lo hace. Pero ¿por qué eligieron los abuelos hace un siglo ese día? Muy sencillo, porque antiguamente el 18 de dic. era una celebración mariana, la virgen de la OH (con h aclara), una expresión que invoca la sorpresa, se refiere al próxima nacimiento de J.” La que está a mi lado llora cuando dice: “no hay cosa más hortera en una boda que cuando se grita en el banquete VIVAN LOS NOVIOS!! pero si son ya esposos!... Hoy es todo bueno excepto que en la boda te llevas al suegro y a la suegra pero como eso no tiene remedio, a dar la sangre por ello”.
Tras el rito del SI QUIERO y ponerse los anillos dice: “bueno, pues esto ya no tiene remedio y recordad que los anillos es lo primero que se quitan cuando rompen las parejas”. Llegamos a las ARRAS “¿sabéis porqué se dan 13 monedas… en este caso egipcias?. Se las dan los esposos porque son los bienes que van a compartir, una por cada mes del año y la que sobra es la destinada a los pobres”. Coloca el manto sobre los hombros, “esto es el yugo, aunque ahora ya no se usen aquí sí, es lo que los une, es un manto blanco que simboliza a J. y uno rojo por la sangre (no sé si la derramada por J. o la que derramarán ellos). Siempre pensé que era sólo uno blanco. Al finalizar aclara “y ahora os sentáis y esperáis a que firmen porque no hay nada más feo que los novios salgan solos de la iglesia” Mientras firman reparten cucuruchos de pétalos de rosa roja para echar a la novia.
Pasamos al convento al lado de la iglesia donde será la recepción con aperitivos, cena a media noche como si fuera comida, baile y las copas. Alguno de los mayores (de los pocos que había) habrá pasado una noche de perros. Para no ser horteras gritaban VIVAN LOS ESPOSOS y afortunadamente no hubo tarta con espada. Durante la cena oigo a mi lado comentar: “este cura es más de derechas que yo, si hasta ha tenido un atentado…” Consigo que la recepción me pida un taxi antes de que los novios abran el baile y llego a casa en 15 minutos.
Madrid, 19 dic. 2010
Maku Vicente
Foto original
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