7/6/09

HACIENDO EL INDIO

Como un anticipo de lo que sería nuestro final de mes recibimos un corto de ABA con la canción PAKITO EL LATERO, el paki catalán que vende latas de cerveza por la noche; ¿siriviza fría amigo? …
Luego llega un mail a través de la Red Lavapiés para ver si alguien se apunta voluntario a echar una mano en el 8 MADRID INDIAN FILM FESTIVAL. Santi escribe al contacto que lo organiza, QAZI ABDUR RAHIM, (a la española, ARTURO) o como él se identifica, EL INDIO, ofreciéndose para atender el puesto de información que se montará en la plaza de Lavapiés, las mañanas de los días 20, 21 y 22. Respuesta inmediata de aceptación.

El puesto se monta, como formando parte de su terraza, delante del restaurante MISTER INDIA donde se guarda el puesto por la noche, nos sirven cervezas o tés y hay que advertir si lo quieres sólo porque, como norma, lo sirven con leche. Para nuestra sorpresa no es te indio, la India madre del té, sino bolsitas de Hornimans. Estamos rodeados de indios, QAZI madrileño de Calcuta más el personal de Mr India: el jefe KALI; el encargado un sij con turbante, delgado y elegante; ALÍ, uno de los camareros de Lahore, ya cerca de Afganistán, otro camarero, AJÁ, de Nepal.

El festival con lema LOS GITANOS, proyecta en 7 salas, 90 películas, 20 de ellas a concurso y el INDIO como único organizador, con pocos apoyos económicos pero mucha voluntad de amigos, conocidos o desconocidos como “Santi y su familia”, como él dice, que desde el primer momento aparte de encargarse del puesto, empieza su ronda de fotos a todos los que pasan por allí, camareros de Mr. India y, sobre todo, camisetas, muchas camisetas. La plaza es un hervidero de gente y color todo el día salpicada por el azul permanente de la municipal a pie, a caballo en motos o en coche. Ha empezado el calor y se hace mucha vida de calle. A la sombra de los árboles es un entretenimiento pasar allí las horas. He visto pasar de todo tipo de razas, culturas, idiomas, vestimentas… todo, excepto japoneses.

El primer día que está con el Indio, S le comenta que estaremos dentro de poco en el festival de cine de Huesca porque le hacen un homenaje a Basilio Martín Patino y se proyectará la última obra de éste que está basada en mi libro CENTENARES. Alucina cuando le dice que le conoce porque su padre trabajó en el VIHARA, el restaurante indio que abrió Basilio en Madrid, por Alonso Martínez a mediados de los años70 como tapadera para poder montar sus películas clandestinamente en los sótanos de la antigua droguería. Justo la historia que nos contó Basilio cuando rodábamos ESPEJOS EN LA NIEBLA la noche más relajada de todas ¡lo que disfrutamos la historia! Dice el INDIO que coincidió con él hace unos años y se emocionó mucho cuando le saludó. Me parece una extraordinaria coincidencia que ahora cerremos el círculo con él ayudándole en un festival de cine que se monta él sólo.

El segundo día, cuando Santi ve la importancia de mantener el puesto y no poder atenderlo de continuo llama a su asistente para que lo supla pero dice que no puede y se lo deriva a su amigo dominicano, Juan_EL NEGRO. Acepta encantado y desde el primer momento todos nos damos cuenta de lo útil que es. Tiene un ánimo excelente, es puntual, serio, dispuesto a lo que se le pida, resuelve problemas (se estropea uno de los aparatos de vídeo y no duda en llevar el de su casa). En un día se ha hecho con los fijos de la zona, bares, el de los cupones, las tiendas, y lo más importante, se entiende muy bien también con el INDIO. Dice que tiene las hormonas muy alteradas y se le va subiendo el tono a medida que pasan los días, y como en la canción Pakito el latero, dice: “casi ligo”. Hace el turno más crudo del puesto, de 3 de la tarde a 8 y a esa hora le releva Santi hasta las 10 de la noche. Las tardes que libro de la oficina paso por allí para irnos juntos a casa al recoger el puesto. Es entretenido y punto de referencia. El INDIO se da un garbeo de vez en cuando en su ajetreado ir y venir de una sala a otra y puesta en marcha de las proyecciones en la sala del bar LA BOCA. Le saluda un montón de gente y parece de Lavapiés de toda la vida.

Por el puesto van desfilando voluntarixs para hacer turnos en las salas, Paco, Paloma, Irene, Isabel, Amaní, marfileño que estuvo en uno de los cursos en la Autónoma donde dio una conferencia QAZI, algún rato pasa Vanesa, el trabajo en la sombra haciendo las traducciones…

El primer domingo por la mañana cubro el puesto hasta el mediodía. En Mr India está el jefe Kali, que no suele estar entre semana y le acompaña su gestor, el tangerino Omar. Se suman a la mesa con el frescor de la mañana Qazi y el sij y toman un te con leche tras otro. Les digo que si puedo hacerles una foto y el jefe dice “claro, todos tienen fotos menos yo”; y es que Santi desde el principio les ha ido llevando fotos en papel para todos.

Los ratos en la mesa con QAZI son divertidos. Santi tiene anécdotas que contar de sus fotos de camisetas, la última: un ciego pasa delante del puesto y se tira a por él llamándole la atención y explicándole con voz fuerte que quiere hacerle la foto a su camiseta; el ciego se para y le dice: “vale, vale pero háblame más bajo que soy ciego, no sordo”.
Hablamos sobre los dichos de "hacerte el sueco", “trabajar como un negro” o si es algo muy minucioso “trabajo de chinos” o en su caso “hacer el indio” o “en fila india” inmediatamente explica la fila india y demuestra la diferencia entre la fila india (espacio entre las personas) y la japonesa (muy pegados y balanceando la cadera… vamos, frotándose), nos tronchamos. Siempre tiene anécdota y curiosidades que contar. En uno de esos momentos de relax comenta que el sábado no habrá fiesta tras la clausura porque no hay dinero y cenaremos en Mr. India los que podamos el sábado tras la última proyección. En ese momento están tocando en la plaza dos gitanos rumanos, acordeón y trompeta. Le digo que si no hay fiesta podemos llevar a esos para que animen un rato. No he acabado la frase cuando ya está hablando con ellos y citándoles en la mesa. Se sientan con nosotros y empieza el casting y las negociaciones: “¿sois gitanos? es el de la trompeta, el acordeón es rumano. “Queremos para mañana a las 9 de la noche aquí, 5 canciones rumanas, no españolas y os doy 15€”. Empiezan tocando una demo y nos resulta súper conocida, vamos, parece española, le dice que esa no, que gitanas o rumanas. Hacen nueva demo y es OK, se dan la mano para cerrar el trato.

El INDIO almacena todo en la cabeza, no apunta nada, me admira. Cierra una cita tras otra con las personas que tienen que asistir a alguno de los debates o a la clausura. Unos pueden otros no, unos cambian el día, otros la hora. Todo le parece bien, lo que le ofrecen acepta. Es como con nuestro apoyo, se conforma con lo que le ofrecemos, siempre lo agradece y jamás se queja o discute algo.

No le veo comer ni beber, sólo fuma (deja el paquete o el mechero continuamente olvidado en el puesto) y come unos ganchitos indios muy, muy picantes que si los comes sin saber, casi te ahoga el picante. Desde que comienza el día, las primeras proyecciones son a las 12:00 con lo que una hora antes ya anda rulando por la sala TRIÁNGULO o por LA BOCA poniendo todo a punto, así hasta las 24:00 que acaban las últimos pases aunque seguro que echa una horita más entre hablar con la gente, cerrar la sala, a los que encuentra por la calle… Pasados unos días nos cuenta lo que le pasó la noche anterior. Estaba esperando en Moncloa el búho de las 02:00 que le llevaría a su casa de Villalba, se sentó y cuando levantó la vista estaba delante el bus. Se subió y el conductor le dijo “¿usted es el que estaba dormido cuando ha pasado el de las 2, no?” Había estado dormido 2 horas sin enterarse y ese era el bus de las 04:00. A partir de ese día en lugar de ir a dormir a Villalba se quedaba en casa de una amiga en Argüelles, Santi le ofreció nuestra casa. Nunca tuvo aspecto de cansado o alterado, siempre activo, a tope, incluso los dos últimos días que cogió un catarrazo no dejó la calle en ningún momento ni varió su ritmo.
A mitad de semana a la pareja de policía municipal de debió de calentarle el sol la cabeza y obligaron a quitar el puesto. A la mañana siguiente el Indio y el Negro lo volvieron a montar como si nada hubiera pasado y nada volvió a pasar.

Qazi ha comentado que viene ASER desde Santander para la clausura, el que hace los textos de los subtítulos de las 90 películas, comenta que hay una media de 1.000 frames, cortes, en cada película… Viene acompañado de su mujer, SU, pero no tiene dónde alojarlos. Nuestra casa será la suya los dos días siguientes.

El puesto está montado delante de “LOS GUERRILLEROS “la zapatería más barata de españa. No compre aquí, vendemos muy caro” y aprovecha para probarse allí mismo unos zapatos para la clausura. Cuando llegó el momento estuvo tan a tope que ni siquiera le dio tiempo de cambiarse antes de subir al escenario.

La víspera de la Clausura cenamos en Mr. India un grupo reducido de colaboradores, la mayoría tiene sus trabajos y dice QAZI que es difícil juntar a todos. En el grupo está ABDULÁ, un fotógrafo afgano, fotógrafo del Festival. Entre risotadas y voz grave y arrastrada aparece con su réflex de carrete al hombro y su gorro afgano calzado como un casco. Parece la coraza que le ha librado de sucesivos bombardeos y fatídicas muertes de compañeros. Se hace con sus historias con la atención de la mesa: un viaje por Afganistán en un autobús “abarrotado de gente y de DRAGA (droga)” o cómo estaba momentos o días antes con 5 fotógrafos españoles muertos entre ellos J. Couso y la más sonada, “el bombardeo amigo” de los americanos en Afganistán en el que murieron 16 personas de la caravana en la que iba. QAZI contaba que estaba viendo un reportaje de Afganistán en directo en TV cuando la imagen empezó a dar tumbos hasta quedar la cámara fija en el suelo y oía decir “Abdullá, donde está? y respondían “lo han llevado al hospital”. Inmediatamente pensó en su amigo, a las pocas semanas lo encontró todavía con heridas visibles en Lavapiés. Luego nos cuenta cómo estaba con Couso el día antes de morir. Historias difíciles de seguir por su medio español carrasposo mezclado con contagiosas risotadas como la de hace unos 9 años, fotografiando una mani en Tirso de Molina_Lavapiés, carga la policía y un chaval cae con la cabeza abierta sangrando en el suelo. Hace la foto de la cara y entre los pies del fotógrafo, la bota del policía; sale publicada en medio mundo. Al cabo de 6 meses le llaman por teléfono y es un estudiante universitario argentino que se identifica como el herido en la manifestación y quiere saber si puede contar con él para que testifique en el juicio a su favor. Abdullá le dice que no ha visto más que lo que vio su cámara así que le ofrece la secuencia de 12 fotos. Se cita en el Bar ATXURI para entregárselas, el argentino las presenta al juez y gana el caso. Es un superviviente, estruja la vida. Su fuerte son las tardes y noches de Lavapiés. A Abdullá le saludan chicas que pasan junto a la mesa, los que encuentra al paso por la calle y controla a qué bares ir mejor, EL ATXURI, EL GUISHI, EL JUGLAR al que entramos a hora punta 6 personas sin pagar como sus acompañantes ¡increíble! Dentro no hacemos carrera de él porque no le sueltan, va de mano en mano: negros, árabes, indios, españoles… Parece mentira pero han sido un indio y un afgano nuestros guías en Lavapiés. Nosotros hemos sido los guiris y el INDIO y ABDULLA los nativos.

Al acabar de cenar Qazi se va a descansar con su catarro y ha dejado pedida en Mr. India cena para los eléctricos, también a precio de amigo, que están montando el sonido en el Ateneo para el acto de mañana. Han preparado una pila de recipientes en vertical en una bolsa, como hacen en la India. Me encargo de llevarla y conozco a Tomás y sus ayudantes. Agradecen el detalle de Qazi y el habérsela acercado.

Domingo día 30, CLAUSURA en el Ateneo. Habíamos quedado en llegar a las 7 y llegamos a las 8, luego lo lamentamos porque sí habría sido necesario estar antes pero Qazi no pedía más de lo que diéramos y esperó pacientemente entre su vorágine de cosas a que llegáramos.
En la entrada de la sala hay un puesto de M.H. (moda de la India) y una mesa para un pequeño cóctel al final de Mr. India, ambos han dado apoyo al festival. El jefe KALI llega acompañado de su mujer y sus dos hijos de unos 5 y 7 años con ajustadísimos turbantes en sus cabezas, uno negro y el otro amarillo azafrán. Me hago cargo del control de entrada a la sala, 10€, socios del Ateneo gratis y representantes oficiales (Embajada India, Casa Asia, Filmoteca… De pronto aparece una cara conocida, DANI (Años Luz) que, de la mano de su chica, como un bebé de cara sonriente, acude al acto. Pienso que ha tenido un accidente pero al terminar su chica nos explica que lleva así ya 3 años, una enfermedad progresiva le ha ido impidiendo, hablar, escribir, comer o controlar sus funciones vitales. Nunca se queja ni protesta o reclama atención. Nos deja un poco paralizados, con lo vital que era. Santi se dirige a él y le habla de su clarinete (lo tocaba) y parece comprenderle, se le ilumina un poco la mirada. Qazi es amigo de la chica y los conoce desde hace años y dice lo impresionado que sigue estando. En total al acto acuden unas 170 personas. En sus palabras Qazi comenta la diferencia de público con el año anterior que fue la sesión gratis. Pero este año ha debido de contar con menor presupuesto del habitual. En los agradecimientos menciona a 6 personas, entre ellos Santi.

Ya empezada la clausura me encomiendan hacer de regidora tras el escenario, hago lo que puedo porque desconocía el orden del acto pero gracias a mi intuición y buen oído puedo ir anticipándome y preparar a los intervinientes o sacar la mano entre la cortina y dar los premios a Sergio Pazos en el escenario. Luego no hay fiesta porque no hay pelas pero tomamos cañitas en el GUISHI donde S intercambia su camiseta sudada con un parroquiano que había incrustrado en la barra.

Hemos disfrutado diez días sin salir de Lavapiés y nos ha quedado la sensación de que hemos estado de viaje.
Maku Vicente

1 comentario:

Mauro dijo...

Impresionante crónica, Macu. E impresionante la que podéis montar Santi y tú en un par de días.