El cómic en Japón tiene su carrera universitaria. Y se venden 754 millones de ejemplares al año. En Francia la venta de cómics, de “bande dessinné”, supera los 40 millones de ejemplares. En España no llegamos a vender diez millones. ¿Tendrá eso algo que ver con que nuestro país vecino cuente con el CNBDI (Centre Nationale de la Bande Dessinné et de l'Image)? Organismo que tiene entre sus objetivos la promoción del cómic, esencialmente en francés. Nosotros en España, desde este año contamos con el Premio Nacional de Cómic, pero la legitimización de este medio es un proceso que va a costar su tiempo. En ese sentido sería interesante, por una parte, contar con la ayuda de los múltiples Centros Culturales de nuestro país. Pero en dichas infraestructuras no cuentan con personal preparado en la materia. Y también sería fundamental que desde las redes de bibliotecas públicas se realizasen campañas de promoción de la lectura de cómics, pero ni siquiera contamos con una guía de catalogación y de clasificación de cómics que unifique criterios y permita el intercambio de catálogos entre bibliotecas. Cada biblioteca cataloga el cómic como puede y como quiere. Y eso es una rémora para que el cómic esté más presente en las bibliotecas españolas. Cuando, paradójicamente, el cómic se presta hasta siete veces más que el libro.
¿Qué pasa con el cómic en España? ¿Quizá porque nuestros padres se criaron leyendo tebeos de evasión se da por sentado que es un medio banal, sin sustancia? ¿Por qué tantos prejuicios? ¿Por qué en este país no justipreciamos con rigor los valores propios de este medio?
Y es que algunos creen que el cómic no es un lenguaje en sí, sino que es un medio que se conforma con la suma otros dos lenguajes: el visual y el escrito. Pero esto no es así: Porque aceptar eso sería obviar una realidad: el texto y la imagen no son dos lenguajes distintos. El lenguaje escrito (signo) surge primigeniamente de su asociación con la realidad (símbolo) Un caso evidente es la escritura japonesa. El cómic tiene su lenguaje propio.
Por otra parte el historietista, cuando es responsable último y único de la elaboración del guión y del dibujo, (llamémosle cómic de autor) tiene que realizar una labor más completa que la que realiza el director de cine (y hablo de cine porque es el medio más cercano al cómic al ser también éste un arte secuencial) El historietista tiene que crear personajes, dirigirlos, trabajar como "director de fotografía", ambientar e iluminar las escenas, etc. Es decir: de la cabeza del historietista surge todo un universo.
Y vuelvo a hablar en esta sección de cómic porque hace escasos días se han fallado en Vitoria los premios del Certamen de Cómic Escolar. Un certamen organizado por el Centro Cultural Krea. Arropado con varias actividades más: una exposición y la publicación de una guía básica para realizar cómics que ha elaborado el dibujante vitoriano Mauro Entrialgo. Es ésta una iniciativa digna de encomio.
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