Sabemos que Vitoria es la ciudad de la península con mayor número de dibujantes por habitante. Sabemos que Vitoria es la sede de la única revista de cómic del Estado que sigue funcionando: TMEO. Revista que este año ha cumplido veinte años y que el mes pasado fue homenajeada en el Salón de Cómic de Getxo. Sabemos que Vitoria está hermanada con Angouleme, ciudad europea en la que se desarrolla el Salón de Cómic más importante de Europa. Sabemos que el cómic está de moda: este año se ha convocado por primera vez el Premio Nacional de Cómic. Y sabemos que, por todo ello, está ciudad podría haberse situado a la cabeza dentro del panorama del cómic nacional. Pero no. Otro tren perdido.
Porque también sabemos que en esta ciudad la opción es clara: se elige ser cola de león en vez de cabeza de ratón. Y el cómic es un ratón. Aunque ese ratón se esté convirtiendo poco a poco en león. Pero sólo interesan los grandes planes a corto plazo ¡Cuándo se darán cuenta de que una ciudad no puede ser puntera partiendo de la nada, por mucho dinero que tenga, por muchos directores de planes estratégicos que se contraten! Nuestros políticos parecen niños construyendo castillos en el aire. Y contagian al ciudadano.
Cinco ediciones llevamos con el dinero que algunos se gastan en un lunch. Los únicos que nos han apoyado año a tras año han sido Gobierno Vasco y Gauekoak. Y con su apoyo hemos conseguido aparecer en todos los listados de eventos relacionados con la historieta del Estado. Y con un presupuesto de risa. Gracias también a la ayuda de reconocidos dibujantes como Mauro Entrialgo, o de catedráticos como Antonio Altarriba y Juan Manuel Díaz de Guereñu. Porque gracias a ellos las publicaciones de Crash aparecen en las bibliografías de los libros especializados. Vitoria es potencialmente “la ciudad del cómic”, eso es un hecho. Pero nadie lo hace real. Incluso ahora que la palabra cómic está en boca de todos, comenzando a ocupar el lugar que se merece.
Y desde nuestra asociación de dibujantes seguiremos trabajando, por supuesto. Pero detrás dejamos proyectos que no han cuajado: una biblioteca especializada en cómic, un museo del cómic. Cuando los presentamos hace cinco años eran proyectos novedosos. Ahora son realidad en otras ciudades cercanas. Enhorabuena para ellos. Aquí lo teníamos la mejor materia prima, pero nada se ha hecho. La cultura está en manos de políticos y funcionarios. Ese es el problema. La cultura se convierte en algo de burócratas, en algo mortecino, en algo que acaba perdiéndose en los despachos como un papel traspapelado.
Larry
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